El Bien y el Mal en nuestro Tiempo 

Margarete van den Brink

Como humanidad vivimos en un tiempo en que se está desarrollando el alma consciente algo que conlleva un crecimiento de la autoconciencia. Esto significa que cada vez somos más responsables de nuestros propios pensamientos, sentimientos y actos. Es decir, de todo aquello que irradiamos a nuestro entorno.
¿Cómo lo podemos entender?

El desarrollo del alma

A lo largo de nuestra evolución, los espíritus creadores han venido desarrollando el alma del ser humano, dotando esta alma de tres aspectos básicos. En primer lugar, nos aportaron el alma sensible, la faceta del alma que nos permite percibir y experimentar todo que pasa en nuestro derredor y cómo lo vivimos interiormente.

En la fase siguiente desarrollaron el alma racional o del intelecto. Esta faceta del alma nos capacita la posibilidad de pensar clara y lógicamente.

El tercer y último aspecto del alma es la llamada alma consciente, cuyo desarrollo comenzó a principios del Nuevo Tiempo, alrededor del 1500 dC. Con esta alma, los seres espirituales creadores completaron el desarrollo evolutivo del alma.

Como seres humanos de la época actual, hoy en día disponemos de una constitución física que consiste en un cuerpo físico, un cuerpo entérico y un cuerpo astral; y además de ello, contamos con el instrumento anímico con sus tres aspectos, alma sensible, alma racional y alma consciente. Nuestro yo vive, de una manera única, en cada una de estas tres facetas del alma.

La consciencia espiritual

Gracias al alma consciente, este regalo del mundo espiritual, disponemos de la posibilidad de penetrar aún más profundamente en nuestro propio ser, en nuestro interior, que con el alma sensible y del intelecto. El alma consciente nos permite comprender, tomar conciencia, de lo que percibimos, experimentamos y pensamos en un nivel mucho más profundo que el de la percepción sensorial y del intelecto. Consecuentemente, nos volvemos capaces de actuar desde esa conciencia más profunda y superior.

Esto sucede tanto en cuanto a la comprensión de lo que nos llega del exterior, como en relación con lo que sale de nuestro propio interior.

La conciencia más profunda, el darse cuenta, es posible porque el alma consciente se abre hacia el mundo espiritual. Y así hacia nuestro yo espiritual. Nuestro yo espiritual vive, por así decirlo, dentro del alma consciente. Los dos forman una unidad.1)

El mundo espiritual es un mundo de verdad, veracidad, belleza, pureza, justicia, bondad y amor. Debido a que nuestro yo espiritual forma parte del mundo espiritual, estos valores y cualidades también viven en nuestro yo espiritual. Y por lo tanto en nuestra alma consciente y en nuestro Yo espiritual. Allí quieren ser reconocidos y desarrollados.

Podemos reconocer que esto es cierto por el hecho de que, al ocurrir todo tipo de evento fuera y dentro de nosotros, nos solemos preguntar: ¿Es cierto esto, o no lo es? Esto, ¿qué hay detrás? ¿Cómo puedo entender eso? O, en caso de un problema específico: ¿Cuál sería mi reacción correcta? ¿Cuál sería la decisión correcta a tomar? Preguntas que nos animan a pensar, a reflexionar y a ser más profundamente conscientes. Esto se debe a que estas preguntas se originan en nuestro Yo espiritual o superior. Podríamos decir que nuestro Yo espiritual nos eleva, nos ayuda alcanzar un nivel de conciencia superior y desde allí nos brinda la posibilidad de actuar consecuentemente.

Bill Cody

Es una suerte que existan personas que sean ejemplos vivos de esta nueva consciencia espiritual. Daré un ejemplo de ello. Es la historia de Bill Cody, contada por George Ritchie en su libro Regreso del futuro.2) Como soldado estadounidense en mayo de 1945, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, Ritchie junto con un grupo de médicos estadounidenses proporcionaron ayuda en un campo de concentración alemán cerca de Wuppertal.

En medio de una miseria inimaginable, Ritchie conoce a un hombre, un judío polaco, que le causa una gran impresión. El hombre, a quien llama Bill Cody, llamaba la atención porque, a diferencia de los otros prisioneros, caminaba erguido, tenía los ojos claros y una energía casi inagotable. Debido a que habla cinco idiomas con fluidez, los estadounidenses lo designan como intérprete. Trabaja incansablemente durante más de quince horas al día para ayudar. Emana una atmósfera de amor y compasión que proporciona calor anímico a las personas.

Todos en el campamento lo consideraban un amigo. Cuando estallaba una pelea en algún lugar, él era llamado como mediador. También habla incesantemente con prisioneros que están atrapados en un odio tan intenso que, ya liberados, quieren disparar a todos los alemanes que encuentran. Cody los instaba a aprender a perdonar a sus enemigos.

Bill Cody le cuenta su historia a G. Ritchie:

"Mi esposa y yo, con nuestras dos hijas y nuestros tres hijos pequeños vivíamos en el gueto de Varsovia. Cuando los alemanes llegaron a nuestra calle, pusieron a todos contra la pared y abrieron fuego con sus ametralladoras. Les rogué que muriera con mi familia, pero como hablaba alemán me juntaron con un grupo de prisioneros para hacer trabajo forzado".

Hace una pausa por un momento y luego continúa: "En ese momento tuve que decidir por mí mismo si debía odiar a los soldados responsables de esto o no. De hecho, no fue una elección difícil. Yo era abogado y con mucha frecuencia había visto en mi despacho, todo lo que el odio puede causar tanto en lo físico como en las almas de las personas.

El odio acababa de matar a las seis personas que eran más importantes para mí que cualquier otra cosa en el mundo. Por eso decidí que el resto de mi vida, independientemente de si varios días o muchos años, amaría a todas las personas con las que tendría contacto".

Las fuerzas del mal

Cuando leas esto, te preguntaras, ¿Cómo puede ser que Bill Cody, viendo a sus seres queridos fusilados delante de sus ojos, no se llenó inmediatamente de un odio tan intenso como destructivo? Esto no sería tan extraño, ya que, desde el pecado original, las fuerzas del mal viven en cada ser humano. Además de las de Lucifer, éstas son las fuerzas de la falsedad, la mentira y el odio de Ahriman y las fuerzas aniquiladoras y destructivas de los Asuras. Están presentes en toda persona en la tierra, incluso en la más apacible. Y también en Bill Cody. Están esperando el momento adecuado, a menudo instantes de dolor o de miedo, para manifestarse y hacer su trabajo destructivo.

¿Cómo es que no fue así en el caso de Cody después de este momento tan terrible en su vida? ¿Cómo pudo decidir amar a cada persona que conociera a partir de ese momento? ¿Incluso a los alemanes?

Esta es una pregunta muy urgente en nuestro tiempo. Porque en la medida que, por un lado, nuestro Yo superior se está despertando, vemos como, por otro lado, las fuerzas espirituales oscuras y negativas hacen, con creciente intensidad, todo lo que pueden para evitar la transformación interior en nuestra alma.
Es por esto por lo que con toda su fuerza nos incitan al egoísmo, al abuso de poder y a la dominación, creando caos y confusión al sembrar falsedad y odio. Ahí donde hay búsqueda para el entendimiento y la verdad, ellas tratan de socavarlo. En todas partes del mundo podemos ver esas tendencias.

Las fuerzas del Bien

Dado que las fuerzas negativas son tan dominantes, ciertamente tendrían éxito si no existiesen otras fuerzas trabajando en el alma. La historia de Bill Cody muestra que sí, las hay.

Si ese no fuera el caso, él no habría podido dar los pasos que dio y no se habría convertido en la persona extraordinaria que fue. ¿Qué fuerzas son éstas?

Estas son las fuerzas de la conciencia de la luz, del amor y del progreso. Brotan desde nuestro Yo espiritual y del Cristo. Dado que, desde la muerte y resurrección del Cristo, desde Gólgota, estas elevadas fuerzas espirituales viven y trabajan en el interior del ser humano, podemos desarrollarnos más. Y así reconocer y conquistar las fuerzas del egoísmo, del odio, de la falsedad y del mal en nosotros mismos.

Que esto sea posible, es debido al hecho de que a través de la actividad de nuestro Yo espiritual y la presencia del Cristo, disponemos de determinadas capacidades que nos ayudan en este crecimiento. Capacidades que a pesar de la presencia y la creciente influencia del mal, nos permiten cambiar interiormente y volvernos espiritualmente activos para que la transformación espiritual pueda tener lugar y nuestro desarrollo pueda continuar. ¿Cuáles son esas capacidades?

  • La capacidad de tomar distancia de uno mismo y de las cosas que nos rodean
  • La capacidad de encontrar la verdad
  • La capacidad de poder elegir
  • La capacidad de encontrar la libertad
  • La capacidad de actuar desde el bien

¿Cómo podemos reconocerlas? y ¿Cómo podemos usarlas para nuestro evolución?

Las cinco capacidades espirituales

Volvemos a Bill Cody. En el momento en que sucedió ese terrible evento en que sus seres queridos fueron fusilados delante de sus ojos, podría haberse visto invadido por las fuerzas oscuras. Sin embargo, eso no sucedió. En un instante, se distancia, se separa de la situación, se da cuenta de las diversas opciones y luego toma una decisión basada en un valor, una consideración moral.

Podemos distanciarnos si no nos dejamos llevar por las emociones y si observamos la situación desde el punto de vista superior de tu Yo espiritual. Sí no lo hacemos, las fuerzas negativas nos invadirán y nos arrastrarán.

Por el hecho de que Cody es capaz de distanciarse de los hechos, solo necesita una fracción de segundo para valorar y entender la situación. Él ve qué sucede: sus seres queridos son fusilados. Encontrar la verdad en su caso significa: reconocer lo que sucede en ese momento y al mismo tiempo darse cuenta de las diferentes opciones que tiene para reaccionar. Luego, en un abrir y cerrar de ojos, elige, desde su interior, la única respuesta que siente que es correcta.

Ello le otorga la fuerza - porque encontrar la verdad le da fuerza - para poder decir "no" a las fuerzas del odio y de la destrucción que brotan en su interior y quieren seducirlo hacia acciones negativas. Él puede resistirlas. Él sabe qué consecuencias tendría si las permitiera en su interior. Había visto ejemplos de esto en su trabajo como abogado y en el campo de concentración. Sabía en qué trampa iba a caer. Al decirles interiormente "no" al odio y a las fuerzas destructivas, se liberó de ser dominado por las fuerzas oscuras del mal.

Lo anterior demuestra que estamos tratando con las cualidades mencionadas anteriormente: Cody reflexiona: toma distancia, supervisa la situación, llega a la comprensión, encuentra la verdad y, por lo tanto, puede mantenerse libre de las fuerzas oscuras tomando la decisión correcta.

La libertad: dos aspectos

La libertad tiene dos aspectos. Puedes liberarte de algo y liberarte para algo.

Encontrar la verdad y no dejar que las fuerzas negativas lo dominen hizo a Cody libre de ellas. Entonces libremente, eligió algo: sobre la base de la percepción (verdad) de lo que el odio genera en las personas, eligió lo contrario y decidió optar por el bien: llevar amor a cada persona que encontrara. En otras palabras, elige prestar atención y dar amor a otras personas de acompañarlas y apoyarlas en su camino en la vida. Quienquiera que ellas sean. Esto sería su nueva tema vital. Es este principio moral, este valor moral, que se origina en el mundo espiritual, que, a partir de ese momento, determinará su vida.

Este valor moral de "hacer el bien", también proviene de su Yo espiritual y de como trabaja el Cristo en él. Es esto que le aporta esa fuerza misteriosa y la salud, la capacidad de sentir compasión por los que sufren, además del entendimiento de la manera en que obran de las fuerzas de odio y de la destrucción que tienen atrapados a los alemanes en el campo de concentración. Es esto que le da la libertad interior.

Ningún dogma religiosa, ninguna ley exterior de la dicho cómo actuar, qué decisiones debe de tomar. Su decisión tomada desde la libertad surgió de su ser más profundo, basándose en las fuerzas morales de su propio Yo espiritual.

Micael

Llevar a la práctica este proceso desde las cinco facultades, es algo posible para nosotros, las personas de hoy día. En cada momento del día y en nuestras propias vidas lo hacemos al reflexionar sobre nuestro propio pensar, sentir y actuar.
Haciendo eso, nace en nuestro interior una creciente libertad como fruto de un pensar y conciencia vivos, libres y purificados. De esta manera nos vamos transformando en el sentido espiritual.

Este proceso de reflexión se podría denominar el pensamiento y la consciencia Micaélica. Al fin y al cabo, es la tarea del Arcángel Micael de, junto con los seres humanos, conquistar el mal en la tierra a través de la conciencia y los actos de amor, para transformarlo en desinterés, verdad, veracidad y bien.

Eso significa que cada intento que hacemos los humanos en este sentido, ayuda al gran Espíritu del tiempo: Micael, a cumplir su gigantesca tare.


1. Ver libro de Rudolf Steiner, Teosofia, capítulo 4, Cuerpo, Alma, Espíritu., ed. Rudolf Steiner, Madrid
2008.

2. Ver libro de G. Ritche, Regreso del futuro, ed. Editorial Antroposífica Argentina, 2000

 

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