Nicanor Perlas sobre 

La inteligencia artificial y el futuro de la humanidad  

Jordi Ortega, periodista, politólogo y filósofo

Nicanor Perlas

Nicanor Perlas (premio nobel alternativo 2003) hablo en Barcelona “la inteligencia artificial y el futuro de la humanidad“. Los avances científicos-técnicos ha traído del predominio de un único proceder: el instrumental. La relación entre el derecho y la moral, sin embargo, mantienen las mismas funciones de guía normativa. Hoy se considera una intromisión en la libertad de investigación lo que se considera una moralización de la naturaleza humana. La autonomía en la investigación biotecnológica, al modificar la comprensión de la especie, representaciones en la moral y el derecho, conduce adecuar los derechos fundamentales al desarrollo científico y técnico. Los mundos de vida, de donde obtener las motivaciones y fines, se objetiva, en una mirada naturalista del mundo.

¿Cuál es el siguiente paso? Se ha producido fusionarse la economía digital, la biotecnología, la sociedad red (con la informática). Nicanor Perlas plantea cuales son los límites normativos de la inteligencia artificial. En Filipinas, frente la revolución verde basada en OGM, recupero el conocimiento milenario para el que los alimentos sean más saludables y recupere equilibrios de los ecosistemas.

Hace décadas chocan dos concepciones, por un lado, la idea que el hombre puede a través del desarrollo tecnológico superarse. Si Dios crea el hombre, ahora este puede completar la tarea de Dios, esto es, alcanzar la suficiencia. Si el hombre se define libre es por su carácter de indeterminado. La inteligencia artificial nos promete “trust” (confianza). Un concepto a retener. Sin necesidad de creer en Dios, no hay amor sin conocimiento del otro, ni libertad sin reconocimiento mutuo: aquí reside el concepto de la “creación“. Hay que captar la diferencia, puesta por Hegel, entre creación (Schöpfung) y emanar o producir (Her-vor-gehen). Dios creador y redentor no opera bajo las leyes naturales como el hombre al producir. Esa frontera es la que pretende superar la “inteligencia artificial”. Convertir el hombre en un creador (si dota al hombre de determinación acaba con su libertad).

Disputa filosófica sobre el futuro de la humanidad

Jürgen Habermas advierte de las consecuencias de allanare la diferencia entre creador y criatura. El pensamiento post estructuralista bebe de diversas disciplinas científicas: biología, genética, física, etc., para llevar al hombre más allá de los límites de su propio cuerpo. Nos jugamos el futuro de la raza humana en proclamas de los apologetas que intentan cruzar el Rubicón de lo humano y situarnos en un futuro posthumanista.

Jürgen Habermas

La idea del hombre sometido a la naturaleza es combatida, con la idea opuesta, un hombre más allá de los límites de su cuerpo (infradotado). La consecuencia sería modificar la comprensión de la especie y, con ello, las representación de la moral y derecho, alcanzando los fundamentos normativos de la integración social. Se hombre convertido en medio de un engranaje mecánico. Se tacha, en cambio, de “candidez moralizante humanista” esta visión. La filosofía pastoral de Heidegger repiensa la esencia del hombre un acierto para Peter Sloterdijk. Propone no solo superar la subjetividad y la identidad, propone un cuerpo repleto de prótesis para aumentar el rendimiento y una inteligencia artificial (almacenada en un disco duro) que permite programar al hombre. Es una imagen fantasiosa atroz. Sólo para incrementar la productividad del “espíritu” humano lo que llama “gran política” como le reprocha Manfred Frank.

Para Jürgen Habermas, “es la ideología de Silicon Valley, el mercado y la tecnología salvarán a la sociedad y por tanto harán que algo tan antiguo como la democracia sea superfluo”. ¿Debemos disponer de la vida humana para fines selectivos? No importa si se trata de chifladuras o una pregunta a tomarse en serio. Ya Helmult Plessner habló de la “posición excéntrica del hombre” para referirse, con ello, a el riesgo de una pretensión de tecnificación de la naturaleza humana. La evolución de la biotecnología y la informática permite atacar esa imagen del hombre que ocupa un lugar en el cosmos.

Nicanor Perlas nos invita a reflexionar en los límites normativos. ¿Hasta dónde puede ir el big date sin atentar contra la libertad y la democracia? Estamos a las puertas de la autoinstrumentalización de la especie humana. No es una fantasía de una pandilla de alucinados postmodernos que miran el futuro de la humanidad en posos de café, decía Jürgen Habermas. Cultivar tejidos, consumir embriones, insertar tecnologías en el cuerpo dejan de ser películas de ficción de David Cronenberg. Ya nuestra imagen del cosmos se ha hecho virtual y mediado por la tecnología.

La objetividad del hombre

Lo imposible se convierte en posible, cuando dejamos miramos en lugar de mirar las cosas observamos las ideas a través de que las ideas se expresan. Nick Perlas advierte del riesgo de la digitalización del mundo; el mudo de la vida capturado en sus aspectos cualitativos por el mundo de la ciencia (vacío de contenidos vital). Ese objetivismo y naturalismo primitivo que expresó Bretano hoy parece en imágenes desagradables y obscenas: un ser humano reducido a los impulsos genéticos egoístas. Se apaga la pregunta si deseamos vivir en una sociedad reducida a una suma de genes narcisistas que antepone sus propias preferencias en absoluta insensibilidad hacia los fundamentos normativos y naturales de la vida. La manipulación genética modifica, por completo, nuestra comprensión como especie, hasta el punto de suponer un ataque a las representaciones de la moral y alcanzar, al mismo tiempo, una integración distinta de los derechos fundamentales (humanos).

La polémica reciente de los 101 nobeles contra Greenpeace por oponerse a “arroz dorado” saca a la luz la debilidad de argumentos con esa marcha triunfal de la biotecnología. La “mejora” de arroz con betacaroteno (precursora de la vitamina A) no tiene esos efectos de otros OGM: más resistentes a plaguicidas. Es un terreno distinto a plantas resistentes a herbicidas con su carga toxica sobre la biodiversidad y el medio ambiente. Hay una menor resistencia . Jorge Richmann plantea si esa malnutrición está relacionada con la “revolución verde”; no se trata, sin embargo, que “mejorar” los cereales no sea buena solución, entraña enormes riesgos como vimos con el trigo. Han saludo las objeciones que el boniato fue antiguamente manipulado. No puedo estar de acuerdo en la confianza expresada con el colapso: los transgénicos que “prevalecen frente las variedades tradicionales, sin el apoyo de la agroindustria, terminarán perdiendo la batalla”. Escribía “el trigo ha muerto”, en lugar de reaccionar, el arroz puede ser la siguiente víctima. ¿No basta el incremento de diabetis, a enfermedad celiaca… por la mejora genérica del trigo?

Big Data capta las ideas vacías de vida. La agudización del naturalismo científico para captar el mundo no debería de tenerla última palabra en definir las motivaciones de la vida. Diluye la cosmología y la ética como aspectos lingüísticos inexactos en comparación con los lenguajes especializados capaz de dotarse de inteligencia artificial. En la edad media el nominalismo preparó el terreno para que no se pueda descubrir ningún manuscrito divino en el libro de la ciencia. Convertida en la fuente de legitimidad a-política y a-ideológica, por tanto, a-conflictiva, de las decisiones.

El nuevo totalitarismo

Permita que de un salto al libro de Harald Welzer: Die smarte Diktatur. Der Angriff auf unsere Freiheit (La dictadura Smart. El ataque a nuestra libertad). Refleja un desafío del siglo XXI al que solo tenemos acceso cuando se produce una filtración masiva de documentos, solo entonces se desvela un nuevo tipo de riesgo. Frente al nuclear, el fallo provoca la catástrofe, aquí es la normalidad la que provoca la catástrofe y el fallo nos alerta de la pérdida de libertad.

Frank Schirrmacher advertia de la fusión de la teoría biológica, la teoría económica y algoritmo informáticos. Stephen Jay Gould atacó a Dennet por pretender explicar todas las maravillas de la naturaleza por cálculo de algoritmos egoístas. “La medicina de células madre, por ejemplo, crea en el ordenador avatares a partir de los cuales se forman a su vez órganos de sustitución más eficientes, longevos y rentables que trabajan para nosotros” dijo Graig Venter en Silicon Valley en 2010.

¿A quién le interesa el ser humano de carne y hueso si ni siquiera se puede programar? Ese autómata controla la economía financiera. El cliente que ve el valor de una acción, en la economía digital, equivale a contemplar una estrella que se apagó hace miles de años luz. Algoritmos compran y se vende acciones en nanosegudos. Aún los informes periciales no saben con exactitud las órdenes que provocaron la caída del Lehman Brothers. En minutos empresas pierde medio billón enigmáticamente. Neil Johnson había advertido de “una guerra global entre algoritmos informáticos rivales”. El mercado sería un lago de pirañas en busca de ballenas (fondos institucionales) que a falta de alimento se devoran entre sí.

Harald Welzer

Riesgo oculto de la libertad

“Nuestra sociedad está cambiando radicalmente, pero de forma invisible. Nos dirigimos hacia el totalitarismo. El poder del dinero crece, como la desigualdad, compramos más y más y, así, se destruye el fundamento de nuestra vida” dice Harald Welzer, “en lugar de correr el riesgo de la libertad que se libró a lo largo de la dura y amarga historia, nos convertimos en zombies de consumo… quedamos fuera de toda la autodeterminación”. La palabra favorita de esta industria es “inteligente”.

¿Qué es la dictadura inteligente? Otto Schily, ministro de interior del SPD entre 1998 y 2005, recordaba cómo tras el 11-S de 2011 al espionaje masivo de la NSA. “La retención de los datos no es una panacea que evita automáticamente los ataques terroristas… el fin no es aprovechar el teléfono de la señora Merkel; por favor, la señora Merkel tomó un teléfono celular que se registró a su nombre. Tal celular lo puede escuchar a todo el mundo” –dijo Otto Schily.

“La amenaza de la interacción entre la NSA, Google y Facebook daría lugar a una estructura de poder capaz de controlar y vigilar que llegaría a socavar la libertad individual. Hay que tener mucho cuidado en no quedar presos de esos poderes anónimos”, recordaba que Rudolf Steiner vaticinó al comienzo del siglo XX un futuro de la humanidad dominado por una red de comunicación que amenaza la libertad; lo llamó “tela de araña”. Hoy es una realidad.

La tela de araña

Para Harald Welzer estamos en una época neo-feudal digital. ¿Peor que con los nazis? Es el título de una entrevista en Die Zeit. Todas plagas que una pueda imaginar de forma simultánea: el capitalismo financiero, el hiperconsumo, la injusticia social, la explotación de la naturaleza, la crisis de la educación, la estupidez de la gente, la sobrepoblación, patriotas europeos contra la islamización de occidente, estos y otros problemas del mundo están agrupados en la dictadura más inteligente, a saber, en el poder totalitario de las empresas de Internet. Es director de Fundación Futurzwei. La digitalización, como tal advierte, rara vez se somete a la crítica, ni siquiera de debate las medidas políticas, sociales y técnicas que evite males indeseables.

Vivimos en un mundo en que las personas no perciben el entorno. Joseph Goebbels o Felix Dzerzhinsky podemos observar sus figuran en el presente. El lector puede ver en la actual acumulación de datos ideas ya desarrollada en nuestro oscuro pasado: ideas atrevidas del “Tercer Reich”. Harald Welzer diagnostica un tipo de enfermedad global: el hiperconsumo, la expansión del mercado y cualquier interacción interpersonal, el aislamiento del individuo de las comunidades, la aparición de un mundo virtual, el control de todas las actividades digitales a través de la “dictadura inteligente”, la remodelación de las res publica en res económica, la explicación de todas las circunstancias individuales desde la adicción en actividades de la red incluido el seguimiento. Se trata de vincular entre sí fenómenos desordenados, yuxtapuestos que Harald Welzer califica de “zonas de transición totalitarias”.

¿Cuál es la resistencia a la era digital? Se recomienda, entre otras cosas, no comprar on-line. Renunciar a actualizaciones… Tirar el teléfono inteligente y regresas al móvil para llamadas de primera generación. La resistencia debe hacer “divertida”, dice Harald Welzer. La estrategia del emboscado (evitar una vida analógica). Aquí el compromiso de Harald Welzer con la resistencia al capitalismo transformado en una conspiración de proporciones históricas.

Resistencia contra el mundo digital

La comunicación hombre máquina está siendo sustituida en el mundo de la economía digital por la comunicación entre máquina-máquina. El 2011 un total de 19.000 sucesos ultra rápidos e inesperados no tenían mediación humana. Algunos mutantes digitales ya no se saben cómo poder desarrollarse; han levantado el vuelo, han abandonado el nido. Pensemos en coches inteligentes que pueden decidir matar al conductor para ocasionar menos víctimas. Estamos dando poder a las máquinas que altera el concepto de responsabilidad y los transfiere a programación.

“La objetivación del universo es complicada, no está claro si hay algo cambiado y, algo más que añadir: contamos historias” dice Harald Welzer, “contamos en la estructura clásica de principio, medio y final, de acuerdo con el patrón: Yo solía pensar que, a continuación, sucedió algo que puedo saber de qué se trata”. Un problema del Futurzwei es la mentira.

Nuestra utopía, se refiere al SPD, es que somos una agencia de promoción de un movimiento social hacia la sostenibilidad, que todavía no sabe que existe. Nosotros hemos estado muy contentos si lo hemos conseguido. Los problemas de sostenibilidad son grandes desafíos… va desde la fusión de los glaciares hasta los apostantes extremos en Asia.

El mundo está instalado en la era de la bid date. Confía en la digitalización pensando que esos algoritmos está a pruebas de tontos, el riesgo está excluido. Todavía hay científicos sociales como Kahneman, Martha Nussbaum, Amarty Sen, Eva Illouz que promueven la discusión crítica respecto la era digital, pero irradian acontecimientos externos, como la crisis del euro, ante la que no existen estudios de las perspectivas culturales. El futuro de la especie humana, en lugar de encontrar espacios comunes para el debate política, es suplantado por esa ensalada de disciplinas científicas capaces de generar una legitimidad ideológica que excluye la interacción de lenguajes comunes entre personas sustituida por la interrelación de subsistemas complejos artificiales.

Tomado de: https://clubcortum.org/la-inteligencia-artificial-y-el-futuro-de-la-humanidad

Jordi Ortega - Periodista, politólogo y filósofo

 

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