El desarrollo de las Organizaciones basadas 

en ideales en las Siete Fases

Las organizaciones basadas en ideales, como las organizaciones con ánimo de lucro, se desarrollan a lo largo de un camino de siete fases. Entonces, ¿por qué tratar el tema por separado? Porque progresan a través de las fases de distinta manera.

Las organizaciones basadas en ideales, están fundadas por una o varias personas en base a un ideal, una fuerte convicción, o una verdad. Piense en Amnistía Internacional, Greenpeace, los partidos políticos, etc. Por lo general, tienen una misión y una visión claramente identificables, que se dirige hacia el mundo exterior. Y su propósito principal no es conseguir beneficios económicos.

A continuación, están las siete fases de una organización basada en ideales. Las características básicas, por supuesto, son las mismas que las de una organización comercial.

Fase 1. La organización teocrática

Para encontrar un buen ejemplo de la fase 1 debemos retroceder hasta el momento del Antiguo Egipto. Los egipcios creían que la Tierra era plana y que su centro era Egipto, del cual el Rey-sacerdote, o Faraón, era a su vez, el centro. Él representaba a Dios sobre la Tierra. Todo, el suelo, las personas y la vida, pertenecían al Faraón. En aquel tiempo todavía no había consciencia del ser como individuo.

En nuestro tiempo todavía podemos encontrar restos de la fase teocrática. Un ejemplo es una organización como la Iglesia Católica de Roma, en la cual el Papa es el representante de Cristo en la Tierra y, por lo tanto, infalible.

Fase 2. La organización autocrática

A menudo, una organización basada en ideales está fundada por una personalidad carismática con un ideal. Es característico de la fase 2 que todos los miembros del equipo y los voluntarios, se pongan a sí mismos al servicio del ideal. Trabajar juntos hacia la realización del ideal, crea un fuerte lazo entre los miembros. Hay poco, o ningún espacio para el elemento personal –en el sentido de necesidades personales o diferencia de opiniones. Todo, y todos se ponen al servicio del ideal común y cumplen con los requisitos exigidos, generalmente dejándose de lado a ellos mismos.

Fase 3. La organización burocrática (o profesional)

A medida que la organización crece y el número de personas que la componen aumenta, las organizaciones basadas en ideales también pasan por un desarrollo de la fase 2 a la fase 3.

Es característico de la fase 3 que todo se enfoque en conseguir las metas y los resultados con la ayuda de sistemas que promuevan la claridad y la eficiencia. Ejemplos de esto son las descripciones de tareas y funciones, sistemas de desarrollo del personal y una clara estructura organizacional en la cual se puede pedir a las personas que rindan cuentas de sus responsabilidades y competencias.

La fase 3 está enfocada, principalmente, en poner a la organización (ya sea comercial, o basada en ideales) sobre una base sólida, de una manera buena y saludable, de modo que pueda cumplir con sus tareas de forma óptima.

En las organizaciones basadas en ideales, la transición de la fase 2 a la fase 3, a menudo, es problemática:

  • Toda la atención y la energía se enfocan en el objetivo, fuera de la organización, y se presta muy poca atención a los procesos internos y a las necesidades de los miembros del equipo.
  • Las personalidades líderes se ven a sí mismas más como guardianas del ideal, que como gerentes de los procesos de trabajo y cambio.
  • Entre los trabajadores de una organización basada en ideales, a menudo, hay una resistencia a bajar-a-tierra cuestiones como el dinero y los sistemas de gestión. Tienen miedo de que eso limite su libertad personal, así como su espontaneidad y creatividad. Otra característica es que las organizaciones basadas en ideales, a menudo descuidan el suministrar formación posterior a todos los miembros del equipo, especialmente en el área del liderazgo y de las habilidades directivas.

Este el motivo por el cual, en muchas organizaciones basadas en ideales la fase 3, en esencia, es la continuación de la fase 2 con un aspecto ligeramente diferente.

Fase 4. La organización que se transforma

En la fase 4, las organizaciones basadas en ideales también se ven involucradas en reflexionar sobre dónde se encuentran. Esto quiere decir, mirando de nuevo a su misión, su identidad y su visión: ¿Cuál es (de nuevo) la razón por la cual estamos aquí? ¿Con qué propósito estamos aquí? ¿Cuál es nuestra contribución al todo mayor? ¿Qué pasa con la formación (profesional) y el coaching de los miembros del equipo? ¿Cuáles son las responsabilidades y competencias de los miembros, o de los donantes? ¿Todavía nos sirve la estructura de la fase 2? ¿O debemos hacer algo fundamentalmente diferente?

Sobre la base de estas cuestiones, el proceso de transformación en una organización basada en ideales, significa que, de nuevo, la organización se pone a sí misma en línea con sus ideales, valores centrales e identidad, y que toda la organización, de nuevo, se define desde dentro y, donde sea necesario, se cambia y se reestructura. Por lo general, esto lleva a una introducción tardía de buenos sistemas de gestión –y planificación-, tanto si se ve forzada a hacerlo debido a regulaciones gubernamentales, como si no.

Entonces, la fase 3 puede llevarse a cabo. Sólo entonces los valores e ideales que se han formulado de nuevo, pueden adquirir una forma nueva refrescante en la fase 5.

Aquellos que no se renuevan a sí mismos a tiempo, se fosilizan. En esta clase de organización, a menudo, la crítica externa se ignora y se ve como un ataque al ideal. (La crítica, después de todo, es una amenaza a la unidad de la fase 2). Si no surgen nunca los problemas, los líderes se inclinan, debido al miedo y a la ignorancia, a manejar la crisis y el caos de manera conservadora, represiva y, en ocasiones, incluso manipuladora. Esto crea una atmósfera de inseguridad y de acciones descuidadas.

En semejante atmósfera, el equipo, los miembros, o los donantes, antes o después, darán la espalda a la organización, asociación, o partido, y le retirarán su cooperación, o cancelarán su membresía.

Fase 5. La organización basada en valores y principios morales

Las organizaciones basadas en ideales, como las organizaciones comerciales, todavía están a duras penas, o en absoluto, en la fase 5. En parte esto es debido a que debe haber suficientes líderes que se encuentren, personal y relacionalmente, en la fase 4 o en la fase 5.

Las características de una organización en la fase 5, son:

  1. Tienen una misión y una visión basada en valores y principios fundamentales.
  2. La misión y visión crean entusiasmo e involucran a la parte de los empleados, y dan a las personas una dirección común, mientras les permiten al mismo tiempo, su propia contribución.
  3. Los individuos tienen estímulo para ejecutar y desarrollar iniciativas, como si fueran co- propietarios de la organización.
  4. Por lo general, muestran una fuerte descentralización del poder de toma de decisiones, jerarquías planas y poca burocracia (liderazgo de servicio), deponiendo el poder y el estatus (la capacidad de dejar el ego de uno a un lado).
  5. Se valoran los sentimientos, intuiciones y la inspiración espiritual.

Fase 6. La organización como una nueva comunidad

¿A qué se parece una organización en la fase 6? Todavía no es posible dar una descripción extensa de una organización basada en ideales en la fase 6, pero se pueden mencionar un cierto número de elementos.

En nuestro tiempo, que está especialmente caracterizado por el desarrollo de la fase 3 (el “Yo” personal), las necesidades e impulsos de la voluntad surgen, de manera especial, desde el ego, esto es, de la pregunta de si algo de esto nos beneficia a nosotros mismos o no. En la fase 6, por otro lado, estos impulsos se originan desde las necesidades de los demás y su desarrollo, y son completamente altruistas y libres. Se pone el acento en una manera fraternal de tratar unos con otros.

Por este medio, se desarrollará un sentido completamente nuevo de afecto y solidaridad entre los miembros del equipo, y de este modo, un sentido completamente nuevo de comunidad. Será característico en la organización que, el individuo y su desarrollo, sus necesidades, y sus ideales se mantengan en el centro, y que los demás –junto con su propio desarrollo– se enfoquen en dar apoyo a los demás, para ser capaces de dar la forma apropiada al ideal que se comparte.

Fase 7. La organización como contribuyente al desarrollo del mundo

En la fase 7 todo –incluyendo el desarrollo individual y la cooperación fraternal de unos con otros– se enfoca en la contribución que la organización hará al desarrollo del conjunto mayor: la sociedad, el mundo, la humanidad, la naturaleza, la Tierra. Todavía no podemos saber qué aspecto tendrá esta fase. Una cosa que podemos decir, es que la economía, lo social y los intereses ecológicos se llevarán a un equilibrio, y se mantendrán en equilibrio. Sólo esto hará posible el futuro. En las “empresas sostenibles” de hoy, ya vemos un precursor de esta fase.

Las fases 5-6-7

Así, en las fases 5, 6 y 7, el ideal también se encuentra, en las organizaciones basadas en ideales y en la gente involucrada, un nuevo contenido y una nueva forma. Esto también es necesario, porque cada individuo debe encontrarse a sí mismo sobre la base de su propio núcleo, en el ideal formulado de nuevo (fase 5). Sólo entonces se puede hacer una contribución a partir del poder de consciencia individual e interior, por el desarrollo del otro (fase 6) y del conjunto mayor, tal como la sociedad, o la Tierra (fase 7).

La batalla interior

Aquí debo repetir lo que ya he manifestado antes: las fases 5, 6 y 7, sólo se desarrollarán en un sentido correcto, si también aprendemos a reconocer y a tratar con la actividad de las fuerzas oscuras. Las fuerzas oscuras, o negativas, no quieren el desarrollo por medio del proceso de transformación de la fase 4, para continuar y progresar con éxito. Hacen todo lo que está en su poder para oponerse a ello.

Este es el motivo de que en la fase 4 haya una batalla entre los poderes de lo negativo, por un lado, y los poderes de la luz, de la consciencia y del amor, que apuntan al progreso, por el otro. Las fuerzas oscuras tienen su punto de contacto en el ego, la parte de la personalidad que se dirige hacia el ser subjetivo. Su propósito, esencialmente, es continuar en la fase 3, pero en un sentido negativo.

Los poderes de la consciencia y el amor, en contraste, surgen de la esencia del núcleo espiritual. La batalla interior, que comienza especialmente en la fase 4 y reúne fuerzas en las fases siguientes, llama a una continua (auto) reflexión, al conocimiento de uno mismo y a realizar, una y otra vez, elecciones conscientes –en otras palabras, a un aumento del poder del espíritu en la gente.

En varias fases simultáneamente

Como en el caso del desarrollo personal y de las relaciones, las organizaciones basadas en ideales también se encuentran a sí mismas en varias fases simultáneamente. Por lo tanto, la organización también tiene la tarea de volverse consciente de dónde está ahora, en el camino del desarrollo, dónde quiere ir, y qué aspectos se quedan rezagados. ¿Dónde persisten todavía las viejas formas de pensar, los patrones (de reacción) viejos y no libres, y las estructuras que han sobrevivido a su momento? La tarea es llevarlas más allá, en el sentido de las fases 4 y 5, y desarrollarlas.

Las organizaciones comerciales y las basadas en ideales, más juntas

Al final, las aspiraciones de las organizaciones basadas en ideales y de las organizaciones comerciales, se juntarán cuando en las fases 4 y 5 se dé forma a los valores, principios e ideales de estas organizaciones en una estructura basada en las personas de un modo nuevo, orientado al soporte y al desarrollo.

Adaptado de: Las Siete Fases de Desarrollo en Personas y Organizaciones, por Margarete van den Brink (Editorial Rudolf Steiner, Madrid).

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